domingo, 11 de octubre de 2009

LA AVENTURA DE SER DOCENTE

“La aventura de ser maestro” (Esteve, 2003) titulo suficiente y complejo para reflexionar sobre el ser y hacer en el infinito universo de un salón de clases, junto con la dinámica diaria del grupo. Es verdadera la afirmación de que la enseñanza, como profesión, es una cuestión ambivalente, o estás en ella completamente en acción diaria o tu clase pasa desapercibida para los alumnos. El ser docente implica no solo transmitir los conocimientos sino hacerlos atractivos al oído y a la vista. Creo que en cierta parte tiene razón el autor de la ponencia, los universitarios si carecemos de las herramientas necesarias para organizar una clase pero también tenemos un amplio conocimiento para impartirlo. Sé que varios universitarios nos apoyamos en la experiencia, de cómo lo aprendimos, para enseñarlo de la misma manera, pero implementamos apoyos extras. Cuando inicie a dar clase, quizás por necesidad económica, como lo manifesté en el segundo escrito, tenía miedo de enfrentarme a un grupo de jóvenes con inquietudes y con los mismos intereses que tenía yo como estudiante de la licenciatura. El temor me hizo ceder ante ciertas exigencias de estudiantes de escuela particular y es ahí cuando aprendí que la docencia es muy difícil una profesión en donde interactúan distintos factores: familia, alumnos, sociedad, medios de comunicación, hábitos de estudio, directivos, programas y el gran reto de estar frente a un mundo de ideologías: los estudiantes.

El salón de clases es un espacio donde la cohesión es agresiva, donde se implementa la ley del que no hace tareas pero también de los contados que saben cuál es su responsabilidad dentro del salón de clases y frente a los maestros. El quehacer docente amerita una libertad de actuar y de expresarse, como lo dice la ponencia, pero es una libertad limitada en cuanto a obedecer ciegamente, como lo llaman los compañeros, a las rutas o portafolios didácticos, sin ni siquiera dejar que aportemos un toque personal o modifiquemos tiempos y actividades. Esta es la primera traba que le colocan a los docentes para recuperar aquella curiosidad innata en los alumnos; hoy las tecnologías de la comunicación, aunque son unas herramientas poderosas en la enseñanza y en el aprendizaje, también lo han hecho fácil, los alumnos pulsan un botón y la información surge, la curiosidad de abrir un libro con asombro y leerlo ha desaparecido.

La docencia es una vivencia que a través de la experiencia se va degustando y perfeccionando, poniéndole tintes variados a cada sesión. Cuando inicie a trabajar en el CBT experimenté la libertad de actuar con técnicas, expresar con imágenes un conocimiento y sobre todo aprender de la individualidad de cada estudiante.

En la lectura de esta ponencia percibí como paso a paso un docente se va desarrollando desde ser un novato hasta que los años y la experiencia nos hacen profesionistas; pero esto no es todo, también está la parte de la preparación continua y es cuando estudie la Maestría en Ciencias de la Educación que me di cuenta de todas las carencias didácticas y de actuar que tenía como docente.

La comunicación, otro punto importante que aborda la ponencia, elemento indispensable para cautivar a los alumnos ya sea con la comunicación visual cuando ellos nos ven entrar a su espacio con una actitud segura y firme de que llevamos un cúmulo de actividades para portarles el conocimiento es entonces cuando su actitud cambia en la incertidumbre de saber qué es lo que hoy van a aprender, o la comunicación verbal, en nuestra boca, en nuestra mente, porque sabemos que los alumnos del nivel Medio Superior son receptores e imitadores del lenguaje debemos articular el conocimiento con conceptos que ellos entiendan y los introduzcan en su lenguaje cotidiano y nosotros como docentes no adoptar sus modismos para serles agradables.
El valor de ser docente, radica en crearnos e inventarnos a nosotros mismos cada día, no repetir de grupo en grupo el mismo discurso, sino entrar innovando las actividades según las características que se nos presentan. La aventura de ser maestro es la esencia de traerlo en el corazón y en la acción y tener la aventura junto con los alumnos y al otro día escribir una nueva historia.

1 comentario:

  1. Hola Maestra Dolores:
    considero que el ser maestro es una gran responsabilidad, que como usted dicen, con el pado del tiempo lo vamos mejorando y le vamos poniendo nuestro propio sello, de tal forma que cada uno nos reprofecionalizamos.

    A que gran aventura tenemos en nuestras vidas diarias...

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